lunes, 8 de marzo de 2010

De camiseta de tirantes a bufanda y guantes

Por fin actualizo, lo siento. El hecho de llegar aquí y encontrarme con mucho trabajo por hacer ha comportado que no tenga tiempo para crear una entrada contando qué tal acabó yendo por Niterói.
El día de la prueba amaneció soleado y se mantuvo -unos momentos con más intensidad, otros con menos- hasta el mediodía. La primera salida se retrasó unos 35 minutos por la televisión. La espectación de todos los brasileños fue brutal. Todos los medios de comunicación estaban plenamente volcados y te cogían para que les respondieras algunas preguntas antes de la prueba y sin ser nadie, impresionante. Recuerdo que en La Baule (5a etapa del Grand Prix) también había mucho público, pero los medios no hacían un seguimiento tan exhaustivo como en el Mundialito.
La competición en si fue agónica, pero una completa fiesta. Los 10' - 15' de descanso parecían un par de ellos: llegada a meta, preparación del material (gomas en las zapatillas de bici), colocación de las zapatillas de correr, un sorbo de agua con azúcares, un trozo de hielo en el cuello, el gorro y gafas de natación y bocinazo de salida de la siguiente batería.
Finalmente, terminamos sextas. Fue duro porque no estábamos nada acostumbradas a pruebas de esta distancia y, porque no decirlo, con unos kilos de más, pero muy gratificante. Al terminar, el público nos pedía los gorros de la competición, nos pedía autógrafos y quería hacerse fotos con nosotras.
La primera foto de las piscina municipal de Niterói, a unos 20' del Hotel caminando: una piscina en medio de la selva. Las dos fotos que vienen a continuación son de la playa de Icaraí, de Niterói, el día de la prueba en el sitio reservado para las triatletas: piscinas de agua con hielo y seguridad al máximo. La siguiente corresponde al público durante la entrega de trofeos.
Según nos contaron, la playa de Icaraí es una réplica de la playa de Copacabana de Río de Janeiro y, como por falta de tiempo no la pudimos visitar, nos hicimos una idea de cómo era de increíble. Además, desde allí y con buen tiempo, se podía ver el Cristo Redentor y el Pao d'Asúcar, las vistas más bellas de Río.
Y por la tarde, turismo. Fuimos a ver el MAC de Niterói, diseñado por Oscar Niemeyer y seguimos toda la costa -pasando por distintos barrios- hasta llegar a la Fortaleza de Santa Cruz, donde la visita fue larga pero interesante. Terminamos la visita con la bonita historia de la bandera de Brasil y, con ello, de nuestra foto en ella (junto con la megamancha que podéis observar en la parte superior centroizquierda).


Y hoy, día de nieve generalizada. Niños y no tan niños sacaban cámaras Reflex, móviles que son más cámara que móvil y móviles que tienen la aplicación de cámara, para immortalizar una foto de su cotidianidad transformada en un paisaje con color y textura distinta a la habitual. Mañana amanecerá distinto y todo habrá terminado, lástima que los sueños duren tan poco. Tendremos que pellizcarnos para creer lo que hoy hemos vivido :)

4 comentarios:

Toni Peris dijo...

jejeje molt bo el títol del post!
quina enveja! abrigat molt i cuidado amb el gel si surts en bici!

Cristina dijo...

Ooooh!!! Això és una altra cosa!
A mi no em vas presentar elviatge a Brazil d'aquesta manera eh!! Només em vas explicar pluges, competicions dolentes, humitat, mals rollos, bicis perdudes...
Però ara veig que ens ho vas dir per fer-nos pena enlloc d'enveja!!! I que sóu més famoses que la reina del Carnaval!


Amb tot això, a qui li importa la competició?????

Furacán dijo...

Pues tienes razón, anda que vaya cambio jejeje.
Cuanto público en Brasil, que pasada. Parece que nos dan 1000 vueltas en cuanto a cultura deportiva.

Antón Ruanova dijo...

Que callada tenías la experiencia!
Enhorabuena, que pasada poder correr con ese ambiente y poder conocer algo de ese apasionante país.
Ya nos contarás que tal la readaptación al invierno.
Cuando puedas cambiame el enlace hacia el nuevo blog: www.antonruanova.es

Un bico campiona